La cirugía percutánea de columna es una técnica mínimamente invasiva gracias a que se realiza mediante endoscopia, y consiste en hacer solo pequeñas incisiones para operar la columna. Se dilata el tejido y se colocan unos implantes, con lo que no es necesita apenas cortar. Con ella se tratan diversas dolencias que ocasionan inmovilidad, desde hernia discal hasta estenosis foraminal. Prácticamente está indicada para cualquier dolencia de la columna, incluso fracturas vertebrales por osteoporosis. ¿Cómo se efectúa la cirugía? Sigue leyendo y te lo explicamos.
Antes de comenzar con la cirugía percutánea de columna, se efectúa una anestesia general. A continuación, se encuentran los pedículos vertebrales con un aparato de rayos X, se hacen pequeñas incisiones y se introducen los tornillos en las vértebras en ellas. Se hace otra pequeña incisión en el disco intervertebral para resecar la hernia discal y todo el disco y se coloca una prótesis de Peek para fusionar las vértebras dolorosas. Los tornillos de cada lado se conectan con unas barras preformadas.
Después de la operación, podrás volver a caminar de forma casi inmediata, ya que no en esta operación no se dañan los tejidos. Pero deberás estar hospitalizado 2-3 días. Podrás hacer vida prácticamente normal a los 20 días.
Sin embargo, esta cirugía está contraindicada para personas que padecen alguna dolencia neurológica o de la médula espinal y en cirugías de deformidad vertebral, como escoliosis. En estos casos sería necesario hacer una incisión más amplia.
En cuanto a los riesgos, son los mismos que en la cirugía abierta: lesionar estructuras nerviosas o vasculares.
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