Los tumores raquimedulares consisten en un crecimiento de células en la médula o alrededor de ella. Pueden ser benignos, por lo que su crecimiento será lento y no invadirán otros tejidos. Sin embargo, también pueden ser malignos, invadir tejidos y crecer rápido, bien sean primarios (originados en la médula) o secundarios, por metástasis.
Los síntomas de los tumores raquimedulares se presentan cuando se produce una compresión medular. Esto afecta a la médula espinal y las raíces nerviosas. El primer síntoma en presentarse es el dolor en la zona afectada.
Otro de los síntomas es la debilidad muscular progresiva, sobre todo en brazos y piernas. Este efecto suele ir acompañado de hormigueo y pérdida de sensibilidad en las extremidades.
Otras señales de este tumor son la pérdida del control de los esfínteres anal o urinario, la sensación de frío en las extremidades y la pérdida de la función muscular, que deriva en paraplejia o tetraplejia.
Para el diagnóstico, el médico primero te hará un examen neurológico. A través de una radiografía de la columna vertebral puede detectarse el tumor en algunos casos, pero normalmente se utilizan otros métodos de diagnóstico. Entre ellos están la extracción del líquido cefalorraquídeo para su estudio, la mielografía, el TAC y la resonancia magnética, que es la técnica óptima.
El tratamiento en el caso de los tumores benignos es la cirugía para extirparlos. Es importante el diagnóstico temprano para minimizar secuelas.
En el caso de los malignos, se combinan varias técnicas. Primero se extirpa la parte que no ha invadido la médula, después se utiliza radioterapia para reducir el tamaño. Aunque esto puede eliminar algunos, en la mayoría de casos se hace para frenar su crecimiento. La quimioterapia es utilizada para frenar algunos tipos de tumores raquimedulares.
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