Antes de decidir que un paciente tiene que someterse a una intervención de cirugía de la columna vertebral, el Dr. Villarejo estudia en profundidad cada caso solicitando la realización de pruebas neurofisiológicas y neurorradiológicas con las que completar la historia clínica del paciente. Estas pruebas permiten determinar el diagnóstico preciso de la dolencia y, de este modo, decidir si debe entrar en el quirófano o no.

Una de las pruebas neurofisiológicas será, casi con certeza una electromiografía. Consiste en la representación gráfica de la actividad eléctrica de los músculos, una actividad que se debe a las descargas eléctricas de los nervios que lo controlan de manera que, analizando los gráficos resultantes del estudio, con la ayuda del Dr. Villarejo, podremos detectar con gran precisión el grado de afectación de los nervios y decidir la conveniencia de fijar una fecha para una intervención de cirugía de la columna vertebral.

Hace algunos años, la electromiografía era una prueba que causaba cierto dolor en los pacientes por lo que sólo se prescribía cuando el médico lo consideraba imprescindible para realizar un diagnóstico correcto o si de los resultados iban a condicionar el tratamiento a aplicar en el paciente. Sin embargo, actualmente, los avances tecnológicos han logrado sustituir el dolor por unas leves molestias.

La electromiografía, pese a su importancia, ha de ser acompañada también de otras pruebas neurorradiológicas como el TAC, la resonancia magnética, la mielografía… todas ellas encaminadas a confirmar el pre-diagnóstico del problema que el Dr. Villarejo pudo intuir durante la primera exploración en la consulta.